Liderazgo Pastoral
por Joel Comiskey
Extractos de Jóvenes en el Ministerio Celular
Los jóvenes a menudo sienten el impulso interior de formar células con sus propios compañeros. Los adultos deben animar a la formación de estos grupos e incluso ofrecerles ayuda. Una de las debilidades de las células intergeneracionales es la falta de participación juvenil, y esto se debe en parte a que los adultos no son lo suficientemente proactivos para incluir a los jóvenes en la vida de la célula. Los adultos, como las águilas madre, pueden ayudar en el proceso permitiendo a los jóvenes a lanzar sus propios grupos celulares. A veces, de hecho, es mejor que los jóvenes sean lanzados del nido, para que puedan volar por su cuenta y aprender con sus propios compañeros.
Daphne Kirk, experta en el ministerio intergeneracional, anima a los grupos intergeneracionales a cultivar grupos celulares dirigidos por jóvenes que han sido plantados a partir de grupos intergeneracionales. Ella escribe: “La célula intergeneracional puede estar activamente involucrada con la célula juvenil a través de la oración y el apoyo”. Kirk alienta la libertad de los jóvenes para permanecer en el grupo intergeneracional, sin desalentar la formación de células juveniles. Cuando se forman las células juveniles, es importante vincularlas con el grupo intergeneracional central. Los adultos del grupo intergeneracional pueden desempeñar un papel importante en la oración por la juventud, siendo anfitriones del grupo y siendo mentores del liderazgo juvenil.
Ralph Neighbor dice algo similar: “Los líderes de las células juveniles obtienen su modelo y reciben apoyo tanto espiritual como práctico de sus células intergeneracionales”. Tanto Daphne como Neighbour creen que hay un lugar importante tanto para las células dirigidas por jóvenes como para los grupos intergeneracionales y que uno no debe excluir al otro.
Todos los adultos alguna vez fueron jóvenes y saben que la madurez es un proceso de por vida. Los jóvenes eventualmente tendrán que luchar sus propias batallas y crecer espiritualmente por su cuenta. Las células juveniles son una gran herramienta para que puedan ejercer sus dones y talentos en la presencia de sus contemporáneos. Sin embargo, es muy difícil hacerlo sin el apoyo de los padres y otros adultos. Por ejemplo, los adultos deben abrir sus hogares, conducir a los jóvenes a la célula y alentar a los jóvenes a que hagan tiempo para asistir a las células juveniles.
Los jóvenes de la Dove Fellowship (Fraternidad Cristiana Paloma) (fundada por Larry Kreider) asistieron a las células intergeneracionales hasta que Dios dio a luz en ellos el deseo de iniciar sus propias células juveniles. Los adultos ayudaron en el proceso de formación de células juveniles, y el proceso fue muy orgánico y natural.
Dove quería asegurarse de que los padres estuvieran involucrados en el proceso de toma de decisiones, por lo que dieron total libertad a los padres para mantener a sus hijos adolescentes en su grupo intergeneracional o para permitirles participar en las células juveniles.
La etiqueta llamada “juventud” sólo dura un corto tiempo y en un abrir y cerrar de ojos los jóvenes se convierten en adultos. Ellos son la “generación siguiente”, los adultos del mañana, los que eventualmente dirigirán a la iglesia. Sabiendo esto, muchas iglesias desarrollan a los jóvenes para dirigir sus propios grupos celulares, para hacer discípulos que hacen a otros discípulos.