Por Joel Comiskey, 2022
Me gusta hacer cosas. Incluso tengo en la estantería de mi despacho un libro récord en ventas titulado Getting Things Done (Finalizando todo)
Y sí, hacer las cosas es importante. ¿No nos dio Jesús la gran comisión, que básicamente nos dice que hagamos las cosas? (Mateo 28:18-20)
La mayoría de los blogs de JCG, de hecho, tratan sobre el hacer, ya sea que estemos hablando de evangelismo, de establecer una visión, de multiplicación, o simplemente de dar el siguiente paso en el ministerio celular. Sin embargo, todas esas cosas requieren que un miembro de la célula, líder, entrenador, supervisor o pastor haga algo. Y esto requiere energía y esfuerzo.
Dios, sin embargo, sintió que era necesario dejar de hacer cosas. Detuvo su trabajo de creación en el séptimo día y eligió descansar (Génesis 2:2). A lo largo de la Biblia, Dios dijo a su pueblo que dejara de hacer el trabajo habitual (Levítico 23:21). Dios incluso instituyó festivales de una semana para su pueblo con una importante advertencia: no hacer ningún trabajo regular. En el Nuevo Testamento, Jesús aclara que el día de reposo fue hecho para nuestro beneficio y no un conjunto de reglas legalistas (Marcos 2:27).
Muchos pastores, miembros, supervisores y líderes descuidan el día de descanso por su cuenta y es un riesgo. Hablé con un pastor en Texas que trabajaba incesantemente. Dormía poco, bebía café todo el día, nunca se tomaba un día libre o vacaciones, y comía muy mal. Me recordaba a un tren que va a toda velocidad por una vía sin conductor. Estaba desequilibrado.
Equilibrio significa dejar de pensar en la multiplicación, el ministerio celular, la supervisión y las cosas que hay que hacer. Significa dejar todo el trabajo regular para descansar, buscar a Dios y renovar su energía. ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a dejar de hacerlo?
Cuando entreno a los pastores, una de las primeras cosas que les pregunto es si se van a tomar un día libre. Si la respuesta es negativa, no me detengo ahí. Vuelvo al tema del descanso en futuras ocasiones. Mi consejo es el mismo para los miembros de la iglesia, aunque despejar la agenda puede ser más difícil.
¿Te tomas un día a la semana para descansar y dejar de trabajar? ¿Y las vacaciones? Si no es así, ¿por qué no? ¿Crees que Dios desea que seas un caballo de batalla todo el tiempo? No seas uno de esos líderes que se queman por el agotamiento.