by Joel Comiskey
We planted our church in Moreno Valley, California, using our house as the launching pad. I struggled with the constant barrage of people in our home and the resulting messiness. I found it hard to practice hospitality and was on my knees a lot, asking God for patience and grace to deal with certain people. God continually had to remind me
that my home and possessions were not my own. They belong to Him, and He wanted to use them to bless others.
When I’ve shared these struggles with others, I’ve found that I’m not alone. One of the greatest hindrances to small group ministry is the lack of hospitality.
In New Testament times, the homes of the believers served as both church building and hotel for traveling preachers and ministers. Hospitality was a necessity. With urgency Peters says, “Offer hospitality to one another without grumbling” (1 Peter 4:9).
In today’s society, hospitality is becoming a lost art. People are often possessed by their possessions, insist on their personal time, and open their homes less and less. Things have a tendency to possess us. We start focusing on the things rather than the purpose for
them. When God graciously gives a nice home to a believer, it’s to use in the service of others. I’m convinced that one key reason why cell ministry is not more abundant is because people are not willing to be hospitable.
One book I highly recommend is called the Power of Hospitality by Chuck Crismier. Chuck and his wife, Kathie, are modern day examples of hospitality. I’ve talked with Chuck on various occasions, and we both agree that God is calling His church back to the biblical practice of hospitality.
Comments?
Joel
Korean blog: http://cafe.naver.com/ncdcell/1320
Portuguese blog: https://jcgresources.com/portuguese/2011/joelOct30.html
Spanish blog:
El poder de la Hospitalidad
por Joel Comiskey
Plantamos nuestra iglesia en Moreno Valley, California, utilizando nuestra casa como la plataforma de lanzamiento. Luché con el constante bombardeo de la gente en nuestra casa y el desorden. Me resultaba difcil practicar la hospitalidad y estaba mucho de rodillas, pidiendo a Dios por paciencia y gracia para hacer frente a ciertas personas. Dios siempre tuvo que recordarme que mi casa y las posesiones no eran mas. Solo pertenecen a él, y él quera usarlas para bendecir a otros.
Cuando compart estas luchas con los demás, me di cuenta que no estoy solo. Uno de los principales obstáculos para el pequeño ministerio de grupos es la falta de hospitalidad.
En los tiempos del Nuevo Testamento, las casas de los creyentes sirvieron como iglesia y como hotel para recibir a los predicadores y ministros. La hospitalidad era una necesidad. Con urgencia, dice Pedro, “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones” (1 Pedro 4:9).
En la sociedad actual, la hospitalidad se está convirtiendo en un arte perdida. La gente a menudo posedos por sus bienes, insiste en su tiempo personal, y abrir sus casas cada vez menos. Las cosas tienen una tendencia a poseernos. Empezamos a enfocarnos en las cosas más que el propósito de ellas. Cuando Dios en su gracia le da un hogar agradable a un creyente, es para su uso en el servicio de los demás. Estoy convencido de que una de las razones clave por las que el ministerio celular no es más abundante es porque la gente no está dispuesta a ser hospitalarios.
Un libro que yo recomiendo se llama el poder de la Hospitalidad por Chuck Crismier. Chuck y su esposa, Kathie, son ejemplos modernos de la hospitalidad. He hablado con Chuck en varias ocasiones, y ambos estamos de acuerdo que Dios está llamando a su iglesia de vuelta a la práctica bblica de la hospitalidad.
¿Comentarios?
Joel
0 Comments