by Mario Vega
I’m writing this blog at the airport in Panama where I have to wait for a few hours before my flight to Brazil. Before leaving El Salvador, I arrived at the San Salvador airport and the policeman at the air terminal door greeted me and shook my hand. He greeted me as if I had known him for years. The truth is that I had not seen him before.
As I entered the immigration, the two officers greeted me, asking where I was going to preach this time. When I finally entered the terminal, another elderly gentleman shook my hand and greeted me, wishing me a good trip.
I was already in the waiting room when another brother greeted me, even though he was not boarding my flight. Upon my arrival in Panama, as I was walking to look for my connection gate another man said, “I read your article in the newspaper and it is very good. Have a nice trip.” Oh my Gosh! How far does this church go? What other surprises await me up ahead?
The church is everywhere. It is located in each one of our 7,000 cells, and it is in the building that we use in San Salvador. The church is located in the cells when they meet in the houses on Saturdays. The church is also in the building when we gather for celebration.
Both meetings are important. In one, the members exercise their evangelistic work. In the other, the members are edified and encouraged. Evangelism, fellowship, and edification are the major components of our two wing church: the cell meeting and the celebration meeting.
When the church gathers for celebration, it presents an impressive picture of a single purpose. When the church meets in the cells, it scatters throughout the city and exerts a powerful influence in every street and neighborhood. Very few can escape such an extensive network.
I think that is why I also see myself entertwined in this network whereever I go.
Mario
¿Adónde está la iglesia?
by Mario Vega
Escribo este blog en el aeropuerto de Panamá en donde debo esperar unas horas antes de mi vuelo a Brasil. Al salir de El Salvador llegué al aeropuerto y el polica que estaba en la puerta de la terminal aérea me saludó dándome la mano. Era un hombre joven y sonriente que me saludó como si yo le conociera desde haca mucho. Lo cierto es que no lo haba visto antes.
Al ingresar al área de migración, los dos agentes que revisan los pasaportes también me saludaron preguntándome adonde iba a predicar esta vez. Cuando finalmente ingresé para buscar mi puerta de abordaje otro señor de edad avanzada me dio la mano y me saludo deseándome un buen viaje.
Ya estaba en la sala de espera cuando otro hermano ingresó para saludarme, aunque él no abordara mi vuelo. Al llegar a Panamá, caminaba buscando mi puerta de conexión cuando otro hombre me dijo: “Le su artculo en el periódico y está muy bueno. Buen viaje.” ¡Por Dios! ¿Hasta dónde llega está iglesia? ¿Qué otras sorpresas me aguardarán en el camino?
La iglesia se encuentra en todo lugar. Se encuentra en cada una de las más de 7,000 células que tenemos en la actualidad y se encuentra en el edificio que usamos en San Salvador. La iglesia se encuentra en las células cuando se reúne los das sábados en las casas. La iglesia también se encuentra en el edificio cuando nos reunimos para las celebraciones.
Ambas reuniones son importantes. En una, los miembros ejercen su trabajo evangelizador. En la otra, los miembros asisten para ser edificados y animados. Evangelismo, comunión, edificación son los grandes componentes de nuestra iglesia con dos alas: la reunión de célula y la reunión de celebración.
Cuando la iglesia se reúne para la celebración presenta un cuadro impresionante, miles en un solo propósito. Cuando la iglesia se reúne en las células se encuentra en toda la ciudad. En cada barrio, en cada calle. Ejerce su influencia alcanzando a otros. Muy pocos pueden escapar de esta red tan extensa. Creo que por ello es que yo también me veo atrapado en esta red que se extiende por todo sitio.
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