by Ralph Neighbour
In the late 1960’s, Tom Wolfe shared with me his insights about the Greek word oikos. He saw it as “household,” the basic building block composing the larger ecclesia. I was fascinated! I wanted to write and teach about it, but he warned: “Hey, that’s my finding. I plan to write a book about it. Let it alone until my book comes out!” (He never got around to it, so I used it first in early cell literature!)
I began to ponder the many ways oikos impacted the emerging theology of the cell church, which was then just forming for me. The word is used in Ephesians 2:19 to define the “household of God” ( oikeioi tou theou), an all-embracing term for the universal church.
Tom also pointed me to oikodomeo and oikonomos, describing how the indwelling Christ, through the Holy Spirit, empowered believers to manifest “spirituals” (ton pneumatikon): energizings provided within oikos life. It was evident that oikos was the appropriate term to define the Cell as the primary community of believers. (In later segments this month, we shall focus on these two important members of the oikos family.)
But there is another dimension to oikos: God formed humanity into oikos for the spread of the Gospel. As a man and a woman birth a child, the beginning of a new household forms. It is the family, oikos, that is to be added to the Kingdom: “Believe in the Lord Jesus, and you will be saved–you and your household.” (Acts 16:31). Note how many times in the book of Acts this reference to households being converted is mentioned. The Gospel is designed to travel horizontally through households. Too often when a new believer comes to Christ there is little or no focus on harvesting that oikos, now ready for many within it to also follow Christ.
Meditate on these two sides of the oikos coin: its importance in understanding the cell as the basic building block of ecclesia and how “spirituals” are manifested when the home group gathers, and how the primary building block of all humanity is composed of them for the spread of the gospel. If both these dimensions are not grasped, the revelation of the indwelling Christ is lost and the harvest of unbelievers is hindered.
In 1954, Donald A. McGavran wrote The Bridges of God. In this book he stressed the importance of the church understanding how family units form people groups and how these groups, not individuals, become Christian. He proved it during his ministry in India. As I entered the cell movement as a young man he advised me, “What you are looking for already exists. Go visit Yonggi Cho in Seoul.”
Tom Wolf’s concepts were in my mind as I made my first trip to visit him. I was profoundly impacted to observe both these two sides of oikos in the life of the cell groups there. Oikos is not just a Greek word: it is basic to any cell church!
Spanish blog:
Mi experiencia con Oikos
Por Ralph Neighbour
A finales de los 60, Tom Wolfe compartió conmigo sus ideas acerca de la palabra griega oikos. Él lo vio como “hogar”, un edificio básico que compone la mayor ecclesia. Me fascinó! Yo quera escribir y enseñar acerca del tema, pero el advirtió: “¡Hey, eso lo encontré yo, y estoy planeando escribir un libro del tema, no hagas nada hasta que mi libro salga!” (Él nunca llegó a hacerlo, as que lo utilice por primera vez en la literatura temprana de la célula!)
Empecé a reflexionar sobre las muchas formas en que lois oikos impactaron la teologa emergente de la iglesia celular, que entonces en aquel entonces se estaba formando para m. La palabra es usada en Efesios 2:19 para definir la “familia de Dios” (ΟικογÎνεια του ΘεοÏ), un término global para la iglesia universal.
Tom también me señaló el oikodomeo y oikonomos, describiendo cómo el Cristo que mora en nosotros, por el Espritu Santo, da poder a los creyentes para manifestaciones “espirituales” (Dones Espirituales): energizando dentro de la vida de los oikos. Era evidente que los oikos era el término adecuado para definir la célula como la primera comunidad de creyentes. (En los segmentos finales de este mes, nos centraremos en estos dos miembros importantes de la familia de oikos).
Pero hay otra dimensión a los oikos: Dios formó a la humanidad en oikos para la difusión del Evangelio. Como un hombre y una mujer conciben el nacimiento de un niño, el principio de una nueva familia se forma. Es la familia, oikos, que se va a agregar al Reino: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, – tú y tu casa.” (Hechos 16:31). Tenga en cuenta cuántas veces en el libro de los Hechos esta referencia a los hogares convertidos se menciona. El Evangelio está diseñado para viajar horizontalmente a través de los hogares. Muy a menudo, cuando un nuevo creyente viene a Cristo hay poca o ninguna atención a la cosecha de oikos, listo para muchos dentro de ella para seguir también Cristo.
Medita en estas dos caras de la moneda de los oikos: su importancia en la comprensión de la célula y la unidad básica de la ecclesia en cómo los “espirituales” son manifestados cuando el grupo se reúne en casa, y cómo el componente principal de toda la humanidad está compuesto en ellos para la propagación del evangelio. Si estas dos dimensiones no son captadas, la revelación de la presencia de Cristo se pierde y la cosecha de los incrédulos se dificulta.
En 1954, Donald A. McGavran escribió Los puentes de Dios. En este libro, el hizo mucho enfoque en la importancia de la comprensión de cómo las familias unidad forman grupos y cómo estos grupos no individuales, se convierten en cristianos. Él Lo demostró durante su ministerio en la India. Cuando entré en el movimiento de las células siendo un hombre joven, me aconsejó: “Lo que usted está buscando ya existe. Ve y visita a Yonggi Cho en Seúl”.
Los conceptos de Tom Wolf estaban en mi mente mientras hacia mi primer viaje a visitarlo. Me impactó profundamente el observar ambos lados de los oikos en la vida de los grupos celulares. Oikos no es sólo una palabra griega: ¡es lo básico para cualquier iglesia celular.
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