The Gifts of the Spirit and Cell Ministry

by | May 30, 2013 | Uncategorized | 0 comments

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by Mario Vega

Paul instructs the church in Corinth that the gifts of speaking in tongues and prophesying must be done in an orderly manner: two or at the most three and each in turn (1 Cor 14:27-29). This order represents a challenge for a large church such as Elim, where thousands of people attend each of its services.

Those who can participate in the public exercise of such gifts turn out to be the exceptional two or three among several thousands. How then can the church members exercise the gifts God has given them? The answer is the cells. At Elim, we have thousands of cell groups. In those cell groups, the church members have the opportunity to exercise their God-given gifts. The average attendance in each adult cell is between nine and ten people. When Paul talks about two or three prophesying in turn, this becomes very practical in the cell group and his words find new meaning (and after all, Paul was talking to a house church when he wrote it!). Even though Paul was specifically referring to the supernatural gifts of tongues and prophesy, we can apply Paul’s counsel to the other gifts as well, knowing that the small group atmosphere is the best place for all of the gifts.

How are you doing in allowing your people to discover and operate their gifts in the cell context?

Mario

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Los Dones y Las Células.

por Mario Vega.

Pablo instruye en relación al ejercicio del don de hablar en lenguas y profetizar, que debe hacerse en forma ordenada: dos o a lo sumo tres, y por turno. (1 Co. 14:27-29). Este orden representa un reto para una iglesia numerosa como lo es Elim, en donde miles de personas asisten a cada uno de sus servicios.

Los que pueden participar del ejercicio público de tales dones resultan ser solo unos dos o tres de entre varios millares. ¿Cómo pueden entonces los miembros de la iglesia ejercitar los dones que el Señor les ha entregado? La respuesta son las células.

En nuestras millares de células los miembros de la iglesia tienen la oportunidad de ejercer los dones que el Espritu les ha entregado. El promedio de asistencia a las células de adultos es de entre 9 y 10 personas. Eso vuelve la norma de dos o tres personas a algo verdaderamente práctico y adecuado. Es donde las palabras de Pablo cobran sentido.

Ese ejemplo es referido a dones de carácter sobrenatural, como son el hablar en lenguas y el profetizar. Pero, ese ejemplo ilustra el principio de cómo las células propician el ambiente adecuado para que los cristianos puedan ejercer sus dones y sus habilidades. Consecuentemente, el modelo se aplica a otros dones o a otras habilidades que cada miembro del cuerpo ha recibido. La célula es el lugar para ver los dones en operación, para descubrirlos y para ejercitarlos.

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Senior leader for Elim International, www.elim.org.sv

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