The Cell-driven Church

by | Jul 25, 2013 | Uncategorized | 0 comments

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by Mario Vega

Every time I’m asked about how many people attend our church building, I have to take a moment to calculate and draw-up an estimate of that number. But if I am asked about how many people attend our cells, I can give an immediate answer. The same thing happens if I’m asked about the number of leaders or coaches.

This is because when adopting the cell model 27 years ago, the main motivation was to reach many more people with the gospel of Jesus. We realized that we could only make that happen if all of the church members were actively committed to fulfilling the Great Commission. How did we do this? by evaluating the weekly results of cell evangelism and multiplication. Through the weekly reports, we were able to determine if we were fulfilling our goal of penetrating San Salvador through cell ministry.

However, we never worried about the number of people attending the church building. Part of our lack of concern was due to the fact that the cells were intimately linked with the life of the church, and the leaders naturally brought their guests and friends to the celebration. The celebration attendance follows this rule: as the number of leaders grows, the attendance to the celebration grows as well. In reality, the meeting in the building is only the visible sign of what happens during the week in small house meetings.

Thus, the emphasis has always been on cell ministry. The larger gatherings is the harvest of what was planted in the houses. Even our conversions in the larger gatherings are mainly from people who have first heard the good news in the houses. When people come to the celebration, they already come sensitized to the gospel. We at Elim realize that the harvest we experience is not the job of one preacher but the work of a multitude of ministers through cell ministry.

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Mario

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Uniendo el trabajo del edificio con el de las casas.

por Mario Vega

Cada vez que me preguntan cuántas personas asisten al edificio de nuestra iglesia, debo tomar un momento para calcular y sacar un aproximado de ese número. Pero si me preguntan cuántas personas asisten a nuestras células puedo decir con bastante exactitud ese número. Lo mismo ocurre si me preguntan por el número de lderes o de supervisores.

La razón de ello es que al adoptar el modelo celular, hace 27 años, la motivación principal era la de alcanzar a muchas más personas con el evangelio de Jesús. Eso, solamente lo lograramos si todos los miembros de la iglesia se comprometan activamente en el cumplimiento de la gran comisión. De manera que nos enfocamos en evaluar los resultados de cada semana confrontándolos con la meta propuesta. De esa manera, se originaron los reportes semanales que dan información detallada sobre las células.

No obstante, nunca nos preocupó el número de personas que asisten al edificio de la iglesia. Obviamente, parte de la falta de preocupación era que al estar ligadas las células con la vida de la iglesia, los lderes traan sus invitados y amigos a la gran celebración. La reunión en el edificio de la iglesia sigue la norma de que en la medida que crece la cantidad de lderes, crece la asistencia a la celebración. La reunión en el edificio es solamente el signo visible de lo que ocurre durante la semana en las pequeñas reuniones en las casas.

De manera, que el énfasis siempre ha sido el trabajo en las casas. La gran reunión en el edificio es la cosecha de la semilla que se sembró en las casas. Las conversiones en su mayor parte, son de personas que antes han escuchado las buenas nuevas en las casas. Al llegar a la celebración, las personas ya llegan bastante sensibilizadas. El mérito por las personas que creen no es solamente del predicador sino de todo el equipo celular que trabaja cada semana por alcanzar a otros para Jesús.

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Joel Comiskey, Ph.D., founder of JCG Resources

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