By Ángel Manuel Hernández Gutiérrez
www.misionmoderna.com, Canary Islands, Spain
Applying the Word of God—whether from a Sunday sermon or a cell group lesson—is essential. Application is one of the primary roles of a cell leader and the central goal of a cell group: to see the Word become incarnate in everyday life.
For this to happen, teachings must be practical. A sermon may be insightful, but without clear application, it leaves people unsure of what to do next.
John Wesley understood this. When preaching outdoors across England, he noticed many new believers quickly fell away without ongoing care. In response, he only preached where he could form “classes”—what we now call cell groups—designed to help people apply the Word. He famously said, “To preach like an apostle without gathering and training new believers is merely to bring children into the world for the murderer—that is, the devil.”
Without application, there is no spiritual growth. Without growth, there’s no maturity. And without maturity, we are powerless against the enemy of our souls.
Paul reminded Titus that his apostleship existed “for the faith of God’s elect and their knowledge of the truth that accords with godliness” (Titus 1:1). The word “godliness” (Greek eusebeia) means living out the Word. Godliness makes our faith and truth visible and powerful—a person who hasn’t lived what they believe has little genuine faith to offer.
The more we personally experience God’s Word, the more we grow in faith, truth, and spiritual impact. A believer who lives the Word becomes effective and credible. One who merely talks about it is easily dismissed.
People can fake the Christian life. That’s why Paul warned of those who “have a form of godliness but deny its power” (2 Timothy 3:5). People today are weary of hypocrisy—they long for authenticity.
Godliness is essential to true evangelism. We must live what we preach. As Paul wrote in 1 Timothy 6:3, our lives must reflect the sound teaching of Christ. This lived-out faith is what causes both cell groups and churches to grow.
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Portuguese blog:
Como é Para Mim Aplicar a Palavra de Deus
Por Ángel Manuel Hernández Gutiérrez www.misionmoderna.com, Ilhas Canárias, Espanha
Aplicar a Palavra de Deus — seja de um sermão de domingo ou de uma lição de célula — é essencial. A aplicação é um dos principais papéis de um líder de célula e o objetivo central de uma célula: ver a Palavra se encarnar na vida cotidiana.
Para que isso aconteça, os ensinamentos devem ser práticos. Um sermão pode ser perspicaz, mas sem uma aplicação clara, deixa as pessoas inseguras sobre o que fazer a seguir.
John Wesley entendia isso. Ao pregar ao ar livre por toda a Inglaterra, ele notou que muitos novos crentes rapidamente se afastavam sem cuidado contínuo. Em resposta, ele só pregava onde podia formar “classes” — o que hoje chamamos de células — projetadas para ajudar as pessoas a aplicar a Palavra. Ele disse a famosa frase: “Pregar como um apóstolo sem reunir e treinar novos crentes é simplesmente trazer crianças ao mundo para o assassino — isto é, o diabo.”
Sem aplicação, não há crescimento espiritual. Sem crescimento, não há maturidade. E sem maturidade, somos impotentes contra o inimigo de nossas almas.
Paulo lembrou a Tito que seu apostolado existia “para a fé dos eleitos de Deus e o pleno conhecimento da verdade que conduz à piedade” (Tito 1:1). A palavra “piedade” (do grego eusebeia) significa viver a Palavra. A piedade torna nossa fé e verdade visíveis e poderosas — uma pessoa que não vive o que acredita tem pouca fé genuína a oferecer.
Quanto mais experimentamos pessoalmente a Palavra de Deus, mais crescemos em fé, verdade e impacto espiritual. Um crente que vive a Palavra torna-se eficaz e credível. Aquele que apenas fala sobre ela é facilmente descartado.
As pessoas podem fingir a vida cristã. É por isso que Paulo alertou sobre aqueles que “têm aparência de piedade, mas negam o seu poder” (2 Timóteo 3:5). As pessoas hoje estão cansadas da hipocrisia — elas anseiam por autenticidade.
A piedade é essencial para o verdadeiro evangelismo. Devemos viver o que pregamos. Como Paulo escreveu em 1 Timóteo 6:3, nossas vidas devem refletir a sã doutrina de Cristo. Essa fé vivida é o que faz com que células e igrejas cresçam.
Spanish blog:
La Práctica de la Palabra De Dios
Por P. Ángel Manuel Hernández Gutiérrez, www.misionmoderna.com
La importancia de aplicar la enseñanza de la Palabra de Dios es vital, ya sea que provenga del sermón del domingo o de lecciones específicas para las células. Creo que esta es una de las tareas principales de un líder de célula, y el objetivo central de una célula: que la Palabra sea encarnada en la vida de las personas a través de la aplicación práctica.
Para lograr esto, las enseñanzas deben ser aplicables, porque hay sermones que abordan un tema y son buenos, pero no explican a la gente cómo aplicarlo.
Cuando Wesley comenzó a llevar el mensaje de Cristo fuera de las iglesias y predicar al aire libre en distintas zonas de Inglaterra, observó algo que le preocupó: muchos de los que inicialmente respondían al mensaje se alejaban si no recibían atención continua. Por eso decidió predicar únicamente en lugares donde fuera posible reunir a los nuevos creyentes en una célula, conocidas como “clases”, porque eran precisamente eso: clases sobre cómo aplicar la Palabra de Dios. Él dijo: “Me convencí más que nunca de que predicar como un apóstol, sin paralelamente unir y entrenar en los caminos de Dios a los nuevos, es meramente dar a luz hijos para entregárselos al asesino, o sea, al diablo.”
Sin la práctica de la Palabra de Dios, no hay crecimiento personal en el creyente. Y si no hay crecimiento, no hay madurez; y si no hay madurez, no hay una manera efectiva de vencer al enemigo de nuestras almas.
El apóstol Pablo escribió a Tito: “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad” (Tito 1:1). La palabra “piedad” en este texto proviene del griego eusebeía, que significa: “vivir y practicar la Palabra de Dios”. Es la piedad —es decir, las experiencias vividas con la Palabra— lo que da a conocer la fe y la verdad que hay en nosotros. Un creyente que no ha experimentado lo que cree, tiene muy poca fe y verdad en su interior. El poder de nuestra fe y la eficacia de nuestra verdad están en lo que hemos vivido de la Palabra de Dios, en nuestra piedad.
Por esa razón, debemos procurar experimentar toda la Palabra que podamos. Debemos hacer que la Palabra se convierta en una experiencia de vida, para que nuestra fe y verdad sean poderosas. Quien ha experimentado poco de la Palabra de Dios, tiene poca fe y verdad para transmitir a otros; es un creyente con escasa eficacia.
La vida cristiana es algo que se puede falsificar con facilidad. Por eso la Escritura dice en 2 Timoteo 3:5 que hay quienes “tienen apariencia de piedad”, aparentan haber experimentado la Palabra en sus vidas, pero en realidad no tienen ningún testimonio de ello.
Por otro lado, para alcanzar a las personas con el evangelio, la piedad es esencial. La gente ya no tolera más hipocresías; está cansada de quienes dicen una cosa y viven otra.
Debemos vivir lo que predicamos. Debemos vivir en piedad (1 Timoteo 6:3); en definitiva, eso es lo que hace crecer una célula y una iglesia.
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